Sobre los Arcontes
Hoy nos toca hablar de los Arcontes, quizás esta sea una de las facciones más complejas de explicar del multiverso del Continuus Nexus por todas las interacciones e implicaciones que tienen.
Los Arcontes comienzan a ser mencionados en Crónicas de Aqueron, y posteriormente aparecen en la miniserie que sigue a esta: Mesías Rojo. No son mencionados directamente en Leyendas del Sol Negro y es solo en la unión de todas las series, en La Pureza, cuando entre muchas otras tramas conocemos qué pasó con Kadosh de Aqueron, con Baalfegor y por supuesto con la entidad más poderosa de todos ellos, Abaddón de Ática.
Explicar bien el concepto del Arconte haría esta entrada demasiado extensa; básteme decir que ahora y gracias a la serie de Khaos y Oscuridad conocemos que los Arcontes son una especie multidimensional procedente del mismo Khabal, que a su vez es la contraparte escindida de los Exo. Está entidad malvada y polifacética es la contraparte negativa de los Aspectos del Khaos.
Por debajo de los Arcontes encontraremos a los Igigi, entidades poderosas pero dependientes y vasallas de estos, como humanos trascendidos o convertidos por el terrible rito del Urushdaur, mencionado por los antiguos sumerios y los lulu, aún en un estrato más bajo; llamados “regresados” en Crónicas de Aqueron, que no son más que infectados por la sangre negra; bestias antropófagas sin voluntad al servicio de los Igigi y con diferentes variaciones a su vez.
Por tanto, los Arcontes son poderosas entidades capaces de transformar a otros y en una guerra permanente contra toda vida, y entre ellos mismos también, de ahí el rencor entre Abaddón y Baalfegor, o entre este último y Pazazu y otros, podríamos decir así, dioses oscuros, pues lo son en toda su extensión en una guerra permanente por el poder y el control, alimentándose de alguna forma del dolor y la miseria humana, y más aún, más allá de ese consumo de energía negativa, generando aberraciones como los Igigi y lulu, que son consumidores directos de lo material, en el caso de los primeros sangre humana y en el de los segundos, su carne. Como si fueran realmente una alegoría de la caída, diferentes estratos en un descenso continuo hacia los infiernos del caos y la oscuridad de la que procede su fuente; el Khabal.
Los Arcontes para operar en nuestra dimensión deben poseer a un ser humano o encarnarse, pueden ser vencidos e incluso asesinados, pero no pueden morir, pues son entidades inmortales, podrán vagar durante siglos, miles de años o eones, pero tarde o temprano volverán a encontrar una forma de vida a la que poseer y por tanto parasitar, y en ese parasitaje nos encontramos con el ahogo definitivo de la conciencia del anfitrión en la locura y en su viaje hacia la nada, aunque en raras ocasiones, como es en la posesión de Lys por parte de Baalfegor, la fuerza del anfitrión impide que esto suceda, generando una lucha continua por el control de la realidad material.
El Arconte siempre tenderá a generar un dominio bajo él; a convertir a humanos en poderosos Igigi a sus órdenes (como ocurre con los Neffut de Kadosh o los reyes dragón de Abaddón), también lo vemos con las generales de las Hermanas Oscuras de Baalfegor, y bajo estos, hordas salvajes de lulus sedientos.
Estos seres disfrutan de la adoración y de la sumisión y conservan en sus dominios ciertos rasgos civilizatorios e incluso, pueden llegar a tener súbditos humanos y generar estados o super estados estelares, para garantizar un flujo continuo de sacrificios para sus hijos e incluso para ellos mismos, llegando a crear entramados religiosos y redes clientelares que agranden sus dominios y garanticen su estatus.
Por Crónicas de Aqueron, sabemos que estos seres son en algunos casos los dioses y demonios de la antigüedad, en las civilizaciones más tempranas de Terra, también aprendimos que, conocen la existencia de las líneas temporales y que se sirven de ellas para viajar y conseguir sus propósitos oscuros.
Sin embargo, el Khabal no solo se reserva para los Arcontes, que parecen más unos hijos rebeldes dentro de su infinita progenie, mostrando al príncipe demonio Revar como una evolución más oscura y caótica de estos mismos, en una misión de destrucción total que no aporta nada más allá de la aniquilación de toda vida, ni construye nada tras su llegada y destrucción total. Es en esta nueva línea de criaturas infernales, menos exploradas en las sagas anteriores. Ahora conocemos que hay muchas otras especies y entidades infernales al servicio de estos seres, siendo en todo caso los Arcontes una más; una muy poderosa en las líneas espacio temporales exploradas, pero desde luego no la única y no la más peligrosa, aún por lo que está por venir, tras la Conjunción Infernal.
A pesar de todo lo mencionado, debes entender que, ellos tan solo son los heraldos de la oscuridad, pero a pesar de toda su crueldad, de toda su destrucción sanguinaria y de los horrores que portan, tan solo son banderizos de algo mucho peor, que está por llegar y que se irá entendiendo conforme finalice Khaos y Oscuridad y comience el universo tras la Conjunción.
+ Info Wiki sobre los Arcontes
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