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Al Amanecer — Historias del Nexo V
León arrastra su vida como quien arrastra una sombra demasiado larga. Después de una paliza que casi lo mata, descubre que su destino no está gobernado por decisiones propias, sino por un laberinto de errores, deudas y engaños que han ido moldeando su caída. Pero todo cambia cuando Simona entra en su vida, con el brillo inquietante de quien sabe más de lo que revela y guarda secretos que ningún ser humano debería conocer.
A través de un querubín roto —un ídolo antiquísimo que oculta un cuadernillo perdido desde hace más de un siglo— comienzan a abrirse puertas que jamás debieron abrirse. La letra de Bécquer, escondida en aquella reliquia, no es una simple curiosidad literaria: es un vestigio de algo más antiguo y más oscuro, un eco de un tiempo en que los dioses caminaban entre hombres y dictaban destino y desgracia a través de salmos que jamás se escribieron para consolar, sino para advertir.
Simona y León descifran un texto que parece surgido de una biblia paralela, un libro sagrado sin origen semita, más viejo incluso que las primeras escrituras del mundo. Sus versos susurran nombres prohibidos, hablan de Adán, de Lilith y de la verdadera naturaleza de la humanidad. Cada línea es una grieta en la realidad. Cada interpretación, un peligro.
En paralelo, Josué y Lidia avanzan a través de un mundo que sangra historia, desde los muelles de Beirut hasta las dunas implacables del desierto del Nefud. Él, un ser marcado por siglos de oscuridad y propósito. Ella, una llama furiosa alimentada de rencor y juventud. Sus pasos los llevan a Damasco, donde esperan una señal que no pertenece a ningún dios conocido, un presagio destinado solo a los condenados.
La sangre se convierte en un puente entre tiempos. Las visiones arrastran a León a un pasado que no es suyo, obligándolo a presenciar siglos de secretos, pactos rotos y vidas arrancadas de la noche. Lo que descubre en esa conexión lo transforma: ya no es un hombre corriente, sino un eslabón más en una cadena que comenzó antes de que existiera la memoria humana.
Bajo las estrellas del desierto, mientras los antiguos abren los ojos tras milenios de sueño, el amanecer deja de ser una promesa y se convierte en una sentencia. Porque aquello que había sido enterrado por reyes, sacerdotes y asesinos está despertando.
Las sombras retroceden ante la luz del alba, pero no por miedo.
Sino porque, Al Amanecer, empieza el verdadero horror.
